Especial Alegre Rebeldia

 Año 1 N° 41
Entrevista a Francisco Busatto.

"Entendí que en el barro es muy difícil dibujar estrellas perfectas."

Pudimos hacer una entrevista a la distancia con el creador del documental “Lo crudo y lo refinado”, Francisco Busatto. Estrenado hace pocos meses tras varios años de trabajo, nos acerca una radiografía del pueblo venezolano y cómo se teje la política, la sociedad y los intereses en juego en la calle y frente a las cámaras.
Un trabajo logrado y subido a internet para todos aquello que quieran ampliar el horizonte y seguir construyendo el mundo (Ver documental- http://www.youtube.com/watch?v=W3HstBT1YKc). Compartimos a continuación las líneas que intercambiamos desde Venezuela con el director.

Alegre Rebeldía (A.R.): ¿Qué es lo que te llevó a trabajar en este documental?

Francisco Busatto (F.B.): Siempre tuve la inquietud de hacer un trabajo audiovisual de este estilo. Mientras estudiaba Comunicación Social hicimos algunos videos cortos y me gustó la experiencia de armar un guión, hacer un montaje, en fin, construir sentido con imágenes y sonidos. Cuando en el año 2005 llegué a Caracas (para realizar una Pasantía Académica) me encontré con un paisaje urbano que me impactó bastante, por los contrastes y por lo que decían muchas paredes. Entonces decidí comprar camarita e iniciar un registro para ver si luego hacía algo con todo eso... y bueno, terminé pariendo "Lo crudo y lo refinado".

A.R.:Con el correr del tiempo y viviendo la realidad venezolana ¿Tu postura fue cambiando o sólo reafirmó lo que pensabas?

F.B.: Yo estudié en una facultad de izquierda y asumí una postura en esa perspectiva (aunque me reconozco como un hamburguesito). Y fue en la universidad donde vimos "La revolución no será transmitida" y hablamos bastante sobre el rol de los medios de comunicación durante el Golpe de Estado ocurrido en Venezuela en 2002. Teníamos la idea de una sociedad polarizada y de unos medios en similar situación, de un lado o del otro, a favor o en contra de la revolución bolivariana. Pero uno intentaba ser crítico a la distancia, porque además en el ámbito académico había como una especie de "fundamentalismo criticista". Parecía como un juego o una competencia (ver quién era más crítico), entonces lo más importante era la crítica. Vivir en Venezuela reafirmó mi apoyo a la revolución bolivariana, básicamente porque conocí un poco más sobre el pasado de este país, y porque además entendí que en el barro es muy dificl dibujar estrellas perfectas. Y digo esto porque hubo algo que cambió mucho en mi, y es que en cierto punto abondoné ese fundamentalismo criticista. Creo que la crítica es vital, pero también lo es reconocer ciertos logros y comprenderlos en el contexto histórico. Lo que ocurre en Venezuela no se asemeja en nada a la idea de revolución que yo tenía en mi cabeza, pero vivir aquí me permitió entender que transformar una realidad determinada es mucho más complicado de lo que uno imagina o piensa en una mesa de café, o en el aula de una universidad.

A.R.:¿Cuál es tu impresión sobre el pueblo venezolano?

F.B.: Lo primero que se me viene a la mente es la imagen de un pueblo alegre y festivo; pero también rebelde y combativo. Un pueblo que "para adelante" ("para atrás ni para peinarse" dicen acá). Un pueblo que no habla de vivir el presente sino que lo vive. Yo estoy muy cómodo en Venezuela, y muy agradecido por el trato recibido, quizás por eso me cuesta hablar de ciertos aspectos que no me gustan tanto. Hace un tiempo, hablando con un amigo venezolano sobre nuestras costumbres y formas de vida le decía que quizás el tango era una manera de pensar al argentino, y quizás la salsa una manera de sentir el pulso venezolano. La salsa es muy buena para combatir la amargura.

A.R.:La realidad construida que nos llega por muchos medios de comunicación se contrapone con la expuesta es tu documental, sin embargo coinciden en la polarización: en palabras tuyas, lo crudo y lo refinado. ¿Cuál es tu opinión sobre esto?

F.B.: Lo crudo y lo refinado no  hace referencia a algo en particular. Podría ser al petróleo y sus derivados, al material fílmico y su edición, y también a la realidad cotidiana. Pero "Lo crudo y lo refinado" surgió  parafraseando a Lévi-Strauss y su "Lo crudo y lo cocido", un título que suena bien, yo simplemente lo “venezolanicé”. Creo que la polarización en Venezuela existe, y se percibe en la cotidianeidad, pero me parece que hay como dos polarizaciones, una más "política" y otra más "social" (y disculpen estos encasillamientos). Creo que los medios de comunicación se encargan de reproducir -de manera exagerada- dos posturas políticas antagónicas pero en la realidad hay chavistas y antichavistas que comparten la misma salsa, el mismo juego de beisbol, la misma mesa y el mismo Dios o creencia. Ahora bien, en lo que respecta a la polarización "social" es otro cantar. Hay un sector de la sociedad que reniega de las raices venezolanas, de los pueblos originarios y los afrodescendientes. Es un sector de la sociedad que alguna vez pretendió blanquear al país, y que ha reproducido históricamente un sistema de prejuicios importado de Europa y fundamentalmente de Estados Unidos. Desde la llegada de la revolución bolivariana se ha producido una reivindicación de las raices venezolanas. En Venezuela la mayoría de la población es trigueña o negra pero todavía hay lugares dónde los negros no pueden entrar. Lo más interesante es que hay muchos negros que ya no se callan la boca, como quizás sucedia antes.  
  
A.R.:Como bien decís “ siempre hay un enfoque, un recorte y un montaje. No hay aquí objetividad o imparcialidad, tampoco algo que se pueda señalar como ´la realidad´.” ¿Creés que una de las luchas también es hacer escuchar todos las "realidades"?

F.B.: Para mi la objetividad es una gran mentira, creo que todo es recorte y montaje. Y por ende todo es construcción. La realidad es una construcción. Esto no lo digo yo, lo dicen algunos tipos que se han dedicado a opinar sobre estas cuestiones y a dar buenos argumentos. Me gusta hablar de puntos de vista, de perspectivas, de posturas. Creo que son términos más sinceros, o en todo caso mas humanos.
Hacer escuchar "todas las voces" o "mostrar todas las realidades" es una lucha dura, en especial para aquellos que no tenemos acceso a los medios necesarios para tal fin. En mi caso he pateado la calle, he golpeado puertas y he dejado copias del documental. Encontré espacios de difusión y gente muy colaboradora pero no es fácil. Creo que faltan más medios y más espacios, pero también creo que hay medios y espacios que están un poco dormidos, hay muchos lugares con pantallas que tienen horas y horas sin pasar nada. Hay mucha burocracía y falta de voluntad dentro de los espacios existentes para terminar de abrir el juego.

A.R.:Con respecto a Argentina,¿Creés que la nueva Ley de Medios viene a poner en discusión "las realidades"?, ¿Es un paso hacia la democratización?

F.B.: Yo estuve a favor de la Ley de Medios, y nunca comprendí a ciertos compañeros que durante años se la pasaron reclamando en los pasillos de la universidad por una nueva ley de medios y luego terminaron diciendo que todo se trataba de una nueva maniobra "K". Creo que la ley de medios es una conquista de muchos sectores que vienen luchando por esto, y aunque a nadie le guste que el gobierno se apropie de la conquista, es inevitable que el gobierno haga alarde de su mérito: la voluntad de promulgarla.
La aplicación de la ley de medios es todo un dilema, y habrá que ejercer una fuerte presión para que algunos sectores de poder asociados al gobierno no acaparen espacios que le corresponden al pueblo. Pero bueno, se trata de eso, de luchar para seguir conquistando espacios y de tener las pelotas necesarias para darle a los marginados de la comunicación el poder de manejar un medio. No es fácil aplicar esta ley porque tiene muchos enemigos, pero creo que se ha avanzado bastante.

A.R.:Con respecto a tu trabajo, ¿Qué es lo más importante que cosechaste a nivel personal?

F.B.: Creo que lo más importante a nivel personal fue hacer el documental. Hacerlo (y dejar de pensarlo tanto). Fue un ejercicio de ensayo y error, y lo más importante fue poder terminarlo. Llegó un momento en el que pensé en tirar todo a la mierda, porque no podía cerrarlo. A su vez hacer el documental implicó salir a registrar, abrir la perspectiva a otras miradas e intentar construir una realidad dándole mucha importancia a las opiniones encontradas. 

A.R.: Viendo tu trabajo terminado, ¿Qué es lo más relevante de “Lo crudo y lo Refinado”?

F.B.: Me parece que en el documental hay una discusión de ideas que no pierde vigencia, y que traspasa las fronteras venezolanas. Además me parece que no se trata de un panfleto a favor de alguien sino de una mirada crítica y contradictoria construida a partir del encuentro con los venezolanos. Creo que hay discursos interesantes, tanto en los "actores" circuntaciales como en el propio presidente Chávez. Y si bien está muy presente la polarización política y social aparece también cierto abanico de opiniones que permiten plantear algunos dilemas que hoy atraviesa la revolución bolivariana, y quizás toda la sociedad venezolana.


 
 Año 1 N° 38

Entrevista a Hebe de Bonafini

“Los pibes antes de ocupar un puesto tienen que haber caminado mucho la calle, la plaza, los barrios, conocer lo que pasa profundamente.”

La voz se escucha de fondo: “Sí, sí, deciles que vengan”. En un enroque de sensaciones: la confirmación de Hebe para la entrevista hace que la ilusión le deje lugar a la ansiedad. En la espera, mientas tomábamos un café en el bar, el repaso, las risas, los  nervios y los chistes se entremezclaban esperando el tan ansiado momento. Mercedes Colás de Meroño, Porota, nos hace pasar, nos conduce por un pasillo angosto, repleto de fotos, regalos, recuerdos que las Madres prolijamente conservan.
Hebe entra, nos saluda con un beso. Nos cuenta que durmió poco porque volvió de Córdoba en la madrugada, recibió al embajador de Venezuela, hizo los mandados, descansó algunas horas y que desde la mañana está atornillada a la silla recibiendo gente y teniendo reuniones. No para.

En medio de la entrevista el celular suena, ella atiende y cuando corta nos comenta: “Llama para decirme sobre unas declaraciones que yo hice en contra de los militares, y es al revés. Yo dije que los militares no son más lo mismo, en el programa que hice con el Negro Dolina. Todo eso salió y me han mandado una cantidad de cartas las mujeres de los policías, las mujeres de los militares agradeciéndome lo que dije... ¡Mira lo que me pregunta este boludo!”
Quizá esa sea la Hebe más conocida, la que muchos medios se empecinan en mostrar, la que como ella dice, habla como habla el pueblo. Pero hay otra Hebe: inmensa, profunda y cálida. Nos recibió en la casa de las Madres y contó de su familia, de su infancia, de la juventud, de Fidel, y de lo que queda por hacer, entre otras cosas. Nos miró con sus profundos ojos celestes, y sin perder mayor tiempo dijo: “Lo que ustedes digan chicos”, dando así el puntapié inicial.

Alegre Rebeldía: La semana pasada llevaron a cabo el X Congreso de Salud Mental en Córdoba ¿Cómo fue la experiencia?

Hebe: Salió muy lindo y fue mucha gente, alrededor de tres mil personas participaron dentro de las cuales se encontraban muchos pibes latinoamericanos. Por primera vez nos pasó que el intendente nos dio toda la plaza para el Congreso, con lo que pudimos instalar cinco carpas grandes para las actividades. También nos dio el Cabildo, que es un lugar hermoso, dónde pudimos poner mesas y además cedió el teatro más grande de Córdoba para hacer la apertura.
Lo empezamos sin nada, pudimos cumplir con lo que habíamos planeado y con vistas al próximo que seguramente se hará en Tucumán, Santiago y Córdoba. Hicimos una adhesión a los hermanos chilenos y estamos viendo la posibilidad de que podamos ir un grupo allá para hacer un poco de viento.

AR: El otro jueves en la Plaza propusiste hacerle un juicio ético-político a Clarín. ¿En qué instancia está?

Hebe: Se va a hacer el 22 de diciembre y estamos trabajando en eso. Primero hicimos una reunión con un grupo chico y mañana tenemos otra reunión para ver quienes vendrán, quiénes están para colaborar, porque después pasa como con los periodistas, que se asustaron algunos, y después se arrepintieron. Pero estamos trabajando mucho en eso, y lo haremos como hacemos siempre los juicios las Madres: ético y político.

AR: Hace poco más de dos meses salió la revista “¡Ni un paso atrás!”.
Hebe: Sí, y en el próximo número sale un reportaje muy lindo que le hice a Zaffaroni. Habló del presidencialismo, del parlamentarismo y además, hablamos mucho sobre qué es un “menor tutelado”, que sólo le cambian el nombre, pero sigue siendo un menor preso.
En el número siguiente, el de enero, será del MoCaSE. Estuve hablando con ellos porque quería saber lo que había pasado, quería estar bien informada, no por lo que dicen los medios de comunicación. Ellos me dijeron que la responsabilidad no es del gobernador, sino de los jueces. La gente que mandaron a reprimir no es de la gobernación, sino que es la mano armada de los que se dicen dueños de la tierra, que son los particulares.

AR: ¿Y qué es lo que sentís cuando pasa esto?

Hebe: Siento una bronca bárbara. Por eso creo que hay muchas cosas por hacer y que la Plaza sigue siendo necesaria. Por eso les pedí a los chicos que me envíen todo para hablar en la Plaza el jueves y hacer un comunicado. Quiero estar bien informada, no lo que dicen los medios, porque dicen lo que quieren.
                                                                                                               
AR: En los momentos más difíciles de este año hubo muchos apoyos y plazas llenas. ¿Sentís que sin embargo faltaron?

Hebe: Lo que yo sentí fue el rechazo de los Organismos de Derechos Humanos y ese fue el peor rechazo para mí. Otros una ya sabe quiénes son pero de los organismos sentí que estaban enfrentados conmigo; por todo lo que dijeron, sobre todo Abuelas, que dijeron disparates de mí, me lapidaron. Ellas fueron al sur e hicieron una conferencia de prensa sólo para hablar mal de mí. Es terrible, pero bueno…

AR: Caso contrario al de ustedes…

Hebe: No, yo no voy a contestarle a nadie y menos a ellas. Sin embargo hubo gente que no esperaba: una gran cantidad de cartas de jueces que brindaron su apoyo, algunos juntos y otros por separado. Me llamó bastante la atención eso, porque con todo lo que le dicho a los jueces en mi vida y sin embargo nos llamaron. Por otro lado nos apoyaron los que siempre están, los que nos llaman y quieren que vayamos a todos lados. Es más, ahora nos llegó una invitación para viajar en febrero a Barcelona y hablar de los jóvenes en España.

AR: Y en relación a los jóvenes, ¿Qué esperas de ellos?

Hebe: Yo creo que los jóvenes tienen que practicar en las plazas, en las calles y en las veredas. Me refiero a los jóvenes del Bicentenario en general, ni unos ni otros, porque no es sólo La Cámpora, sino que hay muchos y de muchos espacios que están trabajando. Me parece que hay que darle un giro a la participación política, cambiar la forma. Yo estoy trabajando en un cuadernito que quiero hacer porque creo que a los pibes de seis años hay que hacerles un catecismo, el otro día lo dije con el Ministro al lado: es más importante enseñarle a un pibe de seis años porqué no puede comer todo lo que quiera, porqué no tiene ropa, porqué vive mal o el padre no trabaja. Enseñarles quiénes son los responsables y los culpables, en lugar de que aprendan la vida de Sarmiento. Caminando la calle, la plaza y el barrio. Las prácticas deben empezar por ahí y lo tienen que hacer los jóvenes; no lo fácil de ayudarlos o enseñarles a los más chicos, sino haciendo campamentos, organizando campeonatos de fútbol, pero bajando línea. Ese pibe de seis, siete u ocho años cuando entra a la secundaria está formado para cualquier militancia. Caminando la calle, la plaza y el barrio.

AR: ¿Te das cuenta de lo que generas en la juventud?

Hebe: Yo lo que siento es que los pibes me quieren mucho y me respetan. Son capaces de aplaudirme diez minutos cuando hablo, aunque eso me da un poco de vergüenza.
También me parece que si la juventud va a tener muchos cargos políticos los hacen burócratas. Para tomar cargos así hay que estar maduros, hay que saber. Hay que patear la calle, en todos los sentidos, es dónde más se aprende.


AR: Hace casi un año cumplieron mil setecientos jueves en la Plaza y en abril la Asociación cumple los treinta y cinco años. Mirando hacia atrás ¿qué es lo primero que ves?

Hebe: Mirando para atrás uno siempre piensa en la dictadura, piensa en los hijos. Si miro aún más hacia atrás pienso en Evita. Yo hablo de esto porque lo vi en la formación de mis hijos, que se formaron en primarios y secundarios donde hasta las obras de teatro hablaban de política y eso me parece muy importante. Empezar a formarse desde ahí, desde leer un libro y todo lo que tenga que ver con la política. Creo que todos los jóvenes del Bicentenario van a tener que llevar un solo camino, no van a poder hacer cuarenta y cinco grupúsculos, porque sino van a terminar como los radicales: hechos mierda.

En Cuba ocurre algo extraño y maravilloso que no se da en otra parte del globo: millones de personas salen a la calle a celebrar que tienen trabajo. Organizados, como para casi todo, el pueblo toma la calle, la plaza, agitando las banderas, levantando cuadros del Che y Fidel, cantando van marchando en las diversas ciudades de la isla. Hebe participó en el año 2000 de este encuentro. Aquí nos cuenta que sintió y como se entero.

Hebe: Uh! Yo estaba durmiendo en una piecita en la otra sede, cuando me llamó Fidel de madrugada, yo estaba dormida, diciéndome: “Hola compañera, llamo para invitarla a usted que tiene que estar acá en Cuba para hablar el primero de mayo”. Yo decía todo que sí de lo asustada que estaba. Corté el teléfono y empecé a llamar a todo el mundo comentándoles. Después pensaba: “Qué pelotuda, alguien me tomó el pelo. ¿Quién me va a llamar a esta hora, para decirme que tengo que hablar en Cuba el primero de mayo? ¡Un loco únicamente!”. Al rato me llaman de la embajada, para avisarme que tenía que viajar en dos días.
Es muy fuerte y aprendés un montón, es un tipo lleno de humildad Fidel, todo lo contrario a lo que se ve. “Vamos compañera que tú puedes decir todo lo que yo no puedo de los yanquis” como yo digo que son los más asesinos, y él eso no puede decirlo…
Después salimos a marchar y él me decía: “Mira, la prensa me quiere fotografiar las zapatillas pero yo ya le saqué la marca. Ellos quieren saber las que yo me compro”. Tiene esas cosas que te hace matar de risa.
Te encontrás con un tipo así, enorme de tamaño, enorme de todo y después te pregunta: “¿Te cuidan a vos?” No, yo me cuido sola. “A mí me cuidan: me han sacado el habano, me han sacado el whisky, me dan un tecito” y entonces es como que vos te hacés amiga de él.
Cuando vino a Córdoba me preguntó qué hacía vestida con un vestido así; pero le expliqué que era un poncho y que a Cuba no lo llevo porque me muero de calor. Se fija en todo y hace que una se sienta cerca de él. Después te pregunta de la familia, por las demás cosas y terminamos hablamos de política también. Es un genio.

AR: ¿Cuál es tu impresión de la Revolución hoy después de 50 años?

Hebe: Creo que han tenido que hacer lo que tenían que hacer. En eso el hermano (Raúl Castro) es muy inteligente. El pueblo cubano no es un pueblo trabajador y ese es un gran problema. No han trabajado la tierra, no hay industrias, no pagaban impuestos y comían por la libreta. Nunca habían pagado impuestos, ni sabían lo que era y el pueblo estaba muy enojado con Fidel porque querían seguir teniendo todo gratis. Ahora ya pueden vender sus casas, pueden poner comedores, o paladares como le llaman ellos, etc. Les está costando reformular toda una historia.
Ellos aman la Revolución por encima de todo. Saben que por ella tuvieron lo que tienen ahora. Protestan por comodidad. Piensen que ellos no usan conservantes para la comida y la leche y el yogurt a las tres de la tarde es gratis. Como no puede conservarse para el día siguiente, van los jubilados y los niños y se los regalan. Pero el día que puedan conservarlo y saquen esto, también van a protestar. Ellos ahora están sembrando mucho, construyeron muchas huertas para consumir verduras que no eran habituales.
Con respecto a las movilizaciones es sorprendente la disciplina, que parece una palabra mala la disciplina, pero es tal que es impresionante. Las marchas que hicieron por Elián eran impresionantes. Se convocan en cinco minutos y nada de micros que te lleven; acá si invitás a alguien preguntan por los micros. Si querés venir, caminá o tomate el tren que eso es lo que vale, el esfuerzo.

Para Hebe, Chávez es “un compañero, ni siquiera un presidente, un compañero en todos los mejores sentidos de la palabra.” Y tanto Evo como Néstor son considerados Hijos, de esos “Hijos maravillosos que tuvimos las Madres”

AR: ¿Cómo ves los cambios que se están dando en Latinoamérica con los gobiernos progresistas o de izquierda en este último tiempo?

Hebe: Esto viene bastante tiempo atrás, podemos empezar por Correa. Me parece importantísimo. Todos tienen muchos problemas y es un momento importante. Por ejemplo Bolivia es otro mundo; es mucho lo que han ganado, nadie lo puede creer, y todavía falta un montón. Está Quispe con su gente que le hace guerra al pobre Evo, es fatal eso. Lo mismo ocurre con Correa que tiene una cantidad de organizaciones que están en contra y es muy complicado. Acá también el indigenismo es un tema complicado, sin embargo todos los países han avanzado un montón como Venezuela y ahora Uruguay con el Pepe.

AR: Así es, y puede verse en Brasil y en Uruguay que van empezar a investigar los crímenes de la dictadura.

Hebe: Sí, pero no crean que el asunto está tan cerca; todavía está lejos. Es un paso, pero falta mucho. No le echo la culpa a los gobiernos, sino que el pueblo tuvo mucho que ver en eso también: prefirieron quedarse en sus casas y no siguieron la lucha. Acá nosotros nunca quisimos abandonar la Plaza, ni tampoco vamos a dejar de hacer lo que hacemos hasta que se consiga lo que queremos; en cambio en Uruguay y en Chile dejaron la plaza. También en muchos lugares se ocuparon de cobrar reparaciones o de exhumar algún cadáver, y eso tiene un costo altísimo.
Chávez quiere que forme a las mujeres latinoamericanas y yo le digo que no se puede. Esto no es una receta que vos le ponés 200 gramos de manteca, cinco huevos y un kilo de harina. Cada país tiene su historia. Cuando fui a Brasil, les pregunté a los jóvenes quién era Tiradentes y nadie sabía. La dictadura pasó hace cuarenta años y si los jóvenes no impulsan eso, no podemos crear una comisión de nada. Hay que empezar a reivindicar a los que faltan y preguntarse por qué faltan para después sí poder condenar a los responsables. Si los jóvenes no saben qué pasó, no se puede condenar a nadie.

La entrevista corría en el grabador, pero en su oficina se respiraba lucha y experiencia. Las paredes saturadas en fotos y regalos graficaban el largo recorrido de la Asociación. Lo que antes en nosotros era ansiedad, Hebe lo transformó en distención.

AR: Una vez dijiste que cuando asumió Néstor le llevaron una lista de nombres de gente que no querían.

Hebe: Sí, y cada vez que saca uno nosotras le decíamos: “Todavía te queda éste y aquel”

AR: Si tuvieras que hacer una nueva lista con consejos para Cristina o medidas para llevar adelante ¿Cuál serían?

Hebe: Yo no me atrevería a darle un consejo a Cristina; sólo la opinión que tengo es que no hay que darle puestos a pibes muy jóvenes que no estén formados, y eso lo sostengo públicamente porque me parece que es así. Los jóvenes tienen que estar muy formados políticamente, porque si no va a hacer muy complicado. Es lo que más me preocupa hoy, ya que los pibes antes de ocupar un puesto tienen que haber caminado mucho la calle, la plaza, los barrios, conocer lo que pasa profundamente. No es que a ellos no vamos a darle la oportunidad que lo hagan, pero hay que saber qué, cómo y por dónde empezar.

AR: ¿Todavía hay personas que las Madres quieren que no estén acompañando este proyecto?

Hebe: Sí, claro. Muchos. Esa gente que se da vuelta tan rápido, que es de derecha y después se hizo kirchnerista, terminan traicionando al igual que Cobos. También hay muchos burócratas-sindicales que son peligrosos, que tienen el cuchillo bajo el poncho, y algunos sin el poncho. (Risas)

AR: ¿Cómo ves a la Izquierda hoy en la Argentina?

Hebe: El ser de izquierda implica una formación muy estricta, hablo de la formación de mis hijos, de la izquierda revolucionaria. Ésa que estaba comprometida, convencida y con pautas de vida impresionante. Por ejemplo, cuando se llevaron a mi hijo mayor, yo fui enseguida a la casa, y me encontré con tres frascos de dulce que decía: morfi, viajes, imprevistos. Todos los frascos tenían monedas. Todo lo que ellos cobraban iba para la lucha. No eran dádivas, lo ponían con dignidad, con ese compromiso solidario, enseñándonos que la solidaridad no es dar lo que a uno le sobra, sino dar lo mejor que se tiene; y no es poca cosa, porque ellos lo llevaban a la realidad.
Con mi marido le habíamos comprado un traje precioso a mi hijo Jorge para su graduación, pero cuando se recibió no lo tenía. Yo le pregunté por qué no lo tenía y me dijo que un compañero se tenía que rajar y necesitaba salir bien vestido para que no le hicieran problemas, porque un tipo bien empilchado no era de desconfianza. Le regaló el saco, la camisa, la corbata y me dijo que él se podía recibir con el saco remendado que tenía, Mi marido no lo podía creer y yo me di cuenta enseguida lo que quería decir: había sido una boluda en gastar tanta plata en un saco.

AR: Hebe siempre hablas de tu familia ¿Qué papel cumple la familia en el desarrollo del pibe?

Hebe: Es muy importante que el padre tenga trabajo y que el niño coma aunque sea una vez por día en la casa con su familia. Es importantísimo que los padres estén preocupados por lo que hacen los chicos. No se puede esperar que la escuela haga todo, porque en la casa uno se forma. Es otra formación la de la casa. Yo me formé en el trabajo porque mis viejos eran muy trabajadores y aprendí muchas cosas que me hicieron bien: aprendí que nada se tira, que todo se transforma. Mi papa venía, almorzaba y después me llevaba a cortar hinojo para los conejos, acelga para hacer bocadillos y yo lo acompañaba. Cirujeábamos, teníamos cosas que la gente tiraba y todo eso me parece que es de un aprendizaje impresionante. No te rebaja para nada, al contrario, te hace sentir más fuerte.
Otro recuerdo hermoso: mi abuela le ponía gomitas a las cajas de fósforo para que se cerraran solas; se llamaban Rancheras. Pasábamos toda la tarde armando las cajitas mientras mi abuela me contaba historias. También con las medias me hacía muñecas… y ese es un aprendizaje hermosísimo que no te lo olvidás más.
Los chicos necesitan volver a ver sus padres trabajando, haciendo cosas: desde ver si lavan la ropa, porqué lavan la ropa. En mi casa se hacía hasta el jabón, y yo aprendí desde chica cómo se hacía el jabón. Con ese jabón te lavabas los pies, la cara, las manos, el pelo y la ropa; no como ahora que tenés ochenta jabones. Todo eso te da seguridad también y un poco se ha perdido. Todo se compra por delivery, todo se compra hecho, aun los más pobres. Yo vi cuando la Ministra de Desarrollo Social compró una cantidad enorme de tela para hacer pañales por la falta de plata, sin embargo nadie fue a buscarla, todos querían pañales descartables. Eso me parece que es una falta de conciencia política y lleva un trabajo.
En el taller de Cocinando Política, durante medio año tratamos de comer cualquier raíz y yuyos, porque todos son comestibles y ricos. Cuando vino Aníbal Fernández le hicimos bocadillos de ortiga y me dice: “¿van a picar?”. No, no pican Fernández, ni tampoco pinchan, le dije. Eso me parece que es muy importante, que uno vaya aprendiendo esas formas de vivir que hacen también al chico y van despertando muchas ideas. Porque ahora los pibes hacen un cumpleaños, comen salchichita, papita y chicito, porque la mamá no quiere trabajar, no quiere prender el horno, prender la cacerolas.

AR: En una nota dijiste que el carácter lo heredaste de tu padre, ¿Crees que fue fundamental para llevar todo esto a cabo?

Hebe: Yo creo que sí. Aprendí de mis padres el trabajo y que los horarios no existen.
Mi papá fue un hombre que siempre trabajó mucho para el barrio: le interesó que no vendieran los terrenos fiscales, entonces fue a verlo a Perón y Eva no los vendió. Trabajó para poner la luz, el gas y entubar la zanja. Yo siempre lo veía trabajando. Tenía un carácter muy duro: cuando hacían paros en la fábrica se ponía en la puerta y al que iba a carnerear lo cagaba a trompadas. No lo convencía de palabra, lo bajaba a los tortazos de la bicicleta y me parece buenísimo eso. Un día mi mamá venia conmigo y le pregunta a la esposa del que carnereaba: “Jeroma, ¿qué le pasó a Juan que lo vi con un ojo hinchado?” Preguntale a tu marido, le contestó ella. Lo había torteado mi viejo, así que bueno, aprendí de él. (Risas)
Mi mamá trabajó en una casa, cuidaba un niño enfermo y le pagaban cada dos días con siete litros de leche, con lo cual teníamos que batir como locos todos los días para hacer queso, crema, yogurt y se comía todo. Cada dos días nos morfábamos siete litros de leche en la casa y se usaba hasta la última gotita. Será por eso que estoy gordita, ¿vieron? (Risas)

AR: Cuando se recuerde a las Madres en cien años ¿Cómo quisieran que se las recordara?

Hebe: Creo que lo mejor que hicimos fue transformar la maternidad: el ser madres de muchos, socializarla y no seguir siendo la madre abnegada que lava, plancha y cocina. Yo sigo lavando y cocinando, porque me encanta y me gusta. Lo único que no me gusta es planchar y no lo hago. Nunca hice lo que no me gustó. Tampoco me gusta hacer la cama: la tiro de atrás para adelante, en eso parezco una pendeja.

Para cerrar, propusimos un ping-pong que Hebe juzgó de poco original pero que aceptó. Osvaldo Bayer es “un amigo de antes, ahora no compartimos los mismos ideales” Juan Manuel Abal Medina y Víctor Hugo son para ella geniales, el primero “muy formado y presidenciable para dentro de unos cuantos años”; y el periodista “un valiente que se animó a decir que se transformó”. El ultimo nombre fue Diego Maradona: “es un tipo que le dio mucha alegría al pueblo, le dio significado al fútbol. Nunca se olvidó que nació en un barrio, eso me parece que es fundamental y es lo que más reivindico” cerró Hebe.

Apagado el grabador y tras los mutuos agradecimientos, Hebe se retira a otra reunión. Porota, nos acompaña por el pasillo de la Casa de las Madres. La pregunta que quedaba por hacer tuvo su respuesta. ¿Cómo se puede ayudar a las Madres? “Porota” responde contundente: “Difundir, difundir y participar” Quizás en ese momento comprendimos que estábamos en el camino correcto y que éste es nuestro humilde aporte a estas incansables luchadoras.


Año 1 N° 34
Un domingo como pocos
Por Rodrigo Picó

Domingo por la mañana

Los primeros mates amargos daban el sabor a una mañana silenciosa. Unas galletitas, el diario y el termo armaron la mesa. El domingo se nublaba y bien sabía que sería largo.
Son esos días que se esperan y se disfrutan todos los momentos: se saborea la espera en la fila, se ojean los trabajos que los chicos realizan en la escuela y adornan las paredes para la ocasión, se vuelve a casa a almorzar sin horario y uno prende la televisión para pasear por todos los noticieros.
Me puse a leer los diarios en silencio. Tranquilo. La mañana debe ser silenciosa y calma, más aún en los domingos. Llegué a la columna de Mariano Grondona en el diario La Nación y los mates parecían más amargos de lo habitual. Leí el título y me prendí el primer cigarrillo que cortó el aire limpio de la cocina para leer detenidamente las líneas del intelectual fascista. La columna comienza como un manual básico, que subestima al lector, sobre el origen de la palabra democracia y luego incursiona en la teoría de Rousseau y Locke, forzando a tal punto la teoría del francés como populista. Ya había terminado el cigarrillo cuando llego al apartado Los votos “fuera de urna”; y proseguía diciendo que hay un creciente número de indignados que no verán su voluntad reflejada. Empero, líneas más abajo, les daba relevancia ya que éstos retiraban sus dólares. ¿Y qué hace el indignado que no tiene dólares, Mariano?.
Se hacía tarde y no pude ir aun más a la derecha (según dispocición de página) para leer a Morales Solá. Camino a la escuela 31 de Beccar me quedé pensando en Grondona y noté que había omitido más de doscientos años de teoría política. Bien podría haber recurrido a Robert Dahl en Poliarquía (de aquí el nombre de la encuestadora) para profundizar y hacer más nutrida la columna y no dejarla opacar por resentimiento e impotencia ante lo que se avecinaba.

Domingo por la tarde.

Volví de la escuela feliz de haber votado. Son esas circunstancias en las cuales uno siente que la sociedad ha progresado. Estar en la fila y ver a jóvenes y adultos contentos de ser partícipes de esto recuerda las movilizaciones de los Radicales a princio de siglo pasado, luchando y presionando hasta llegar a la Ley Saenz Peña. Cuando uno ve las boletas sobre la mesa recuerda los dieciocho años de proscripción del peronismo y más aún cuando la señora que se encontraba delante de mí, con 91 años, estaba allí como hace cicuenta años pudo votar gracias a Eva por primera vez.
Almorcé miradando la televisión y viendo cómo los candidatos ponían los sobres en la urna. Comentamos con mi familia quién había votado cada uno, con los vecinos que nos habíamos encontrado y anécdotas sin relevancia. Levantamos la mesa, tomamos un café y por dentro sentía que no podía esperar en mi casa los resultados.
Tomé la matera, un buzo y salí para Plaza de Mayo. Era temprano cuando llegué a Retiro y fui caminando lentamente por la peatonal Florida aprovechando que los “manteros” estaban trabajando tranquilamente y el paisaje se encontraba menos poblado al habitual. Llegué hasta el cruce de Avenida de Mayo y el rumor de los transehúntes era interrumpido por un bullicio mayor que se mezclaba en música y bombos.
Aún no llegabamos a las siete de la tarde, sin embargo la histórica plaza se veía decorada con banderas argentinas y atravesada por personas de todas las edades circulando sin un rumbo fijo. Inmediatamente llamé a mi abuela, le comenté lo que estaba pasando y con la voz que ella sola puede entonar me dijo: “Yo sabía que estabas allá. Aprovechá esto. Cantá y quedate ahí por mí; ya que estoy media viejita. Vos disfrutá esto, que yo con el abuelo vamos a estar mirándolo acá tomando unos mates”. Mi garganta ató el primer nudo.

Unos minutos más tarde.

Caminé la plaza por los laterales buscando un quiosco para cargar el termo. Luego pasé entre banderas, aplausos y cánticos. Aplausos. Entrando, nuevamente a la plaza, escuché una catarata de apluasos. Giré la vista y a lo largo de la Avenida de Mayo se veían las banderas azules y blancas. Las personas abrían paso, otros tomaban fotos y los más chicos le preguntaban a los padres quiénes venían caminando, al ver tanta alegría. Caminé hacia la muchedumbre y detuve mi marcha al lado de la columna. Todos los 24 de marzo macho con ellos, pero en ese momneto sentí la necesidad de aplaudir la bandera de plástico que flameaban y dejaban ver claramente el pañuelo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Caminé más cerca de la pirámide y los espacios entre la gente cada vez eran más acotados. Los parlantes inundaban la noche con canciones de Fito, la Bersuit y los Redondos. Las sonrisas que los rostros esgrimían me hacían dar cuenta que esto sólo se lleva a cabo con alegría. Hacia a un costado un grupo de jóvenes brasileñas bailaban al compás de la música y agitaban la bandera verde del Brasil. A lo lejos flameaba una bandera uruguaya resaltando en blanco por el contraste azul y rojo de las banderas de los partidos que se encontraban.
Volví a mirar la pirámide. Las luces la recortaban de un cielo oscuro que aguantaba las lágrimas que el pronóstico del tiempo había anunciado. Estábamos cerca de la pirámide.

Paréntesis

Plaza de lucha. Plaza del 17 de octubre, plaza de los bombardeos; pero eternamente, Plaza de Ellas. Plaza de resistencia, de memoria, de justicia. De las “locas” que la historia absolvió. Plaza redonda, de andar lento. De caminar de a pares, de ovarios de hierro, de pañuelos que nunca podrán mancharse. Vuelta de mujeres. De un país que les debe el pasado, que le ofrece el presente; pero ellas sólo quieren el futuro.
Rostros castigados por la dictadura, la pérdida y los años. Curtidas por el viento. Por el frío de la soledad y por el inferno de haber perdido a los suyos.
Arrugas que ciudan nuestra historia.
Madres que me adoptaron. Madres de manos fuertes y paso firme.
Madres eternas en esta Plaza. Madre que busca a su hijo entre las banderas. Madre que está en la Plaza. Madre e hijo que como todos los jueves, y hoy, se encuentran en la plaza.
Simplemente, Madres de la Plaza.

Llegando a la noche

Bajé la vista y me detuve viendo a un nene en los hombros de su padre, supongo. Aplaudía y levantaba los brazos. Pensé en él. Pensé en los que vendrán, quienes disfrutarán el lugar que yo estoy usando al pasar. Imaginé en los hijos que vendrán y en los nietos por malcriar. Pensé en todos ellos y en los que estábamos. En los que se hacían presente, en los ausentes y los que faltan.
De pronto una luz me cegó. Un micrófono se me acercó y alguien me preguntó por qué estaba ahí. No recuerdo qué dije. Pero ahora pensándolo bien, me hubiese gustado ser esquemático en lo que contesté. (La puntualidad no es mi fuerte: en cuanto a lo físico y lo psíquico). Hubiera respondido algo así: Llegué a la plaza por apoyar la Asignación Universal, por la recuperación de la Memoria, por el camino marcado por la Verdad y la Justicia, por las vías del Belgrano Cargas y la del Tren de los Pueblos Libres. Llegué convencido de la UNASUR, de la Lay de Medios, del Matrimonio igualitario, por los juicios a los asesinos de la última dictadura. Y seguramente hubiese podido extender la lista.
Llegué por eso, diría. Me quedo por el futuro de la democracia y celebrar lo que el triunfo de Cristina conlleva. Y seguramente volveré a mi casa, a la facultad y a mi trabajo para poder contribuir a lo que falta: situación de los Pueblos Originarios, la Megaminería, Sindicatos.

Y ahora a descansar

Llegué a mi casa y el discurso de la presidenta seguía retumbando en mi cabeza. Me costó dormirme ya que seguía recordando los rostros de la gente, las banderas y por sobre todo los pequeños que se encontraban allá.
Si bien no tengo una extensa vida, no recuerdo un acontecimiento así. El pueblo saliendo a celebrar una instancia democrática como la que ayer vivimos, la victoria de un proyecto político en las urnas y el fracaso lamentable de los demás candidatos opositores.
El clima festivo que se vivió. La democracia que se respiraba.
Tal vez peque de romántico y torpe, pero de qué vale algo si no retumba en el pecho.





Año 1 N° 33
Carta al amigo ausente


Por Guillermo Berasategui

 Querido amigo:

                              Esta carta que nunca llegará a tus manos, o que quizás no termine de escribir y simplemente agonice en algún rincón perdido de los cajones de mi escritorio, sencillamente pretende arrancar del olvido esa época, quizás la más maravillosa de nuestras vidas. Estas líneas sólo intentan evocarte después de tanto y tanto tiempo, procuran demoler la muralla del olvido. Te quiero decir que pese a los años no sólo te recuerdo y te tengo presente, sino que, y creo que es lo más importante para los dos, sigo siendo el mismo tipo que conociste una noche de febrero de 1972 en el mítico Bar de Martín, ese bar y pizzería donde se solía reunir toda la izquierda militante de la zona y en la que, años después, ya en plena dictadura, se fundó la Asociación Deportiva Berazategui, el club de fútbol que lleva camiseta naranja en honor a la legendaria lista naranja de la comisión interna de Rigolleau. Ironías de la vida, la mayoría de los hinchas de Bera no conocen el origen del color de la camiseta de sus amores.  



     Me sonrío al evocar esa, mi primera reunión en la orga, el saber que éramos parte de algo mucho más grande y más importante que nos hermanaba. Me acuerdo que en el transcurso de la reunión surgió una tarea y como todo novato fui el primero en ofrecerme, todos se miraron y “Bigote” dijo: “Está bien, que vaya con Beto”. Rápidamente nos pusimos de acuerdo para encontrarnos al otro día en el ya desaparecido Medio Caño, una parada de colectivos que había en 14 y barrera de la ciudad de Berazategui, a las cuatro en punto. ¿Sabés una cosa? Cada vez que paso por ahí me acuerdo de vos.



     Vos sabes que mi deuda de gratitud contigo es imposible de medir. Igual los recuerdos rebeldes suelen atravesar mi nostalgia. ¿Te acordás? Vos hacías fotografía, yo practicaba ciclismo y a los dos nos llamaba la atención lo que hacia el otro, hasta que terminamos con aquel extravagante canje de una bicicleta por una cámara de fotos (una Kiev rusa que terminó sus días extraviada en un taller de reparaciones). Todavía me sonrío al recordar tu andar inseguro y la risa nerviosa cuando te bajabas de ese metálico caballo con dos ruedas.



     Ahora que lo pienso nunca supe tu nombre y para vos yo siempre fui “Cesar”, conocías mi casa, yo conocía la tuya, cuando la urgencia militante nos daba un respiro, estábamos tomando mate, arreglando una bici o simplemente hablando de fotografía. Lo más que llegué a saber de vos es que trabajabas en una firma importadora de material fotográfico en capital, vos sabías que trabajaba en la construcción y “estudiaba” de noche. De todas maneras eran épocas de pocas o ninguna pregunta. ¿Te acordás de la noche que estábamos con los compañeros bloqueando las puertas de la Cristalería Rigolleau? Había que impedir que la Guardia de Infantería desaloje a los obreros en huelga. Nos comimos los gases de la cana y la apretada de la patota de la burocracia del Sindicato del Vidrio y hasta alguno cayó en cana (esa vez y, como tantas otras veces, Ernesto, pobre, tenía una puntería terrible para caer en cana). A pesar de todo nosotros nos cagabamos de risa. Si hay algo que rescato de esos años, entre tantas otras cosas, es la enorme felicidad y alegría que le poníamos a todo. Hoy que lo veo a la distancia me doy cuenta que no fue por inconsciencia o por un impresentable culto a la muerte como llegó a decir algún intelectualoide del establishment. Por sobre todas las cosas éramos profundamente felices de sentir que estábamos construyendo un mundo nuevo, una sociedad diferente, soñábamos que de alguna manera éramos una pequeña parte del Hombre Nuevo.



     ¿Te acordas del golpe militar? En los días previos estuvimos recorriendo todas las fábricas de la zona tratando de entrevistarnos con las comisiones internas, había que resistir, buscábamos desesperadamente nuevas formas de militancia. Desgraciadamente no fuimos capaces de anticiparnos a tanta barbarie.



     No puedo borrar de mi memoria el día que fallaste a la cita. Me dije “Qué cagada, ¿Ahora cómo lo encuentro?” Dejé pasar los exactos cinco minutos y me tomé el primer bondi que pasó. Al otro día te fui a buscar al ya previsto de antemano; chequeo y cuando no apareciste, las sombras invadieron mis pensamientos, eran los días que todo era difícil, los contactos orgánicos eran un sueño (y a veces una pesadilla porque no sabíamos con qué o quién nos íbamos a encontrar) por eso estábamos tan aferrados a los pocos contactos seguros que nos quedaban. Me fui a casa a buscar una salida al terrible laberinto, el que todavía no conocía en toda su dimensión. Dejé pasar un día y a la tardecita, apretando muy fuerte con mi mano derecha a “Rebeca”, que siempre me acompañaba a todas partes para no sentirme tan solo, y contradiciendo las normas de seguridad, tomé la difícil decisión de ir a tu casa, sin pensar en otra cosa que encontrarte. La puerta del pasillo abierta de par en par fue el primer indicio, no sólo se abría una puerta, sino también una herida muy difícil de cerrar. Pasé de largo lentamente, los nervios me devoraban, mi mano derecha casi ahogaba a “Rebeca”. De golpe, no sé cómo ni porqué, volví sobre mi rastro y con paso decidido me encaminé por ese pasillo que nunca me pareció tan largo. Tu casa, que era casi mía, estaba destrozada, la puerta rota, las cosas por el piso, mucho más no pude mirar, una lógica de supervivencia me hizo volver sobre el camino andado. Al llegar a la calle mi desesperación cobró su real dimensión en el momento que vi que un chico de seis o siete años me miraba con el espanto dibujado en su rostro. Caminé a paso vivo, troté, empecé a correr ligero, te juro que no sentía pánico, pero el vacío que se me abría en el alma era mucho más fuerte que la suma de todos los miedos.



     Llegué a casa sin saber cómo, agitado, dejé a “Rebeca” sobre la mesa, por su brillante y metálico empavonado se deslizaban las gruesas gotas de mi transpiración, me senté con la cabeza entre las manos y por primera vez en mi vida militante no supe qué hacer ni qué decir.



     Todavía hoy no sé en que momento me resigné a saber que ya no habría ni una nueva cita, ni reunión, ni nada más. De alguna manera comencé a vivir con tu recuerdo como una calida presencia. Tiempo después me enteré que a tu compañera la patota la había tirado abajo del tren y de tu hijo no supe nunca más nada. Por algunas palabras sueltas tuyas yo sabía que tu mamá tenía un almacén cerca de la barrera y avenida Varela. Cuando lo descubrí, pasé mil veces por la puerta y jamás me animé a entrar, al tiempo el negocio cerró y así perdí la última única pista que tenia de vos. 



     Cada vez que veo las fotos de los compañeros que ya no están, te busco, nunca te pude encontrar, ni siquiera un rastro, un dato, nada. Sos uno de los tantos que se perdió en la larga y siniestra noche de la dictadura.



     Recién después de mucho tiempo me di cuenta que vos eras la única persona que sabia donde vivía, donde trabajaba, en qué lugar podía llegar a estar cubierto por unos días, sin embargo a ninguno de esos lugares llegó nunca ningún esbirro a buscar nada. Ahora soy consciente que tu silencio tiene que haber lastimado a tus verdugos muchísimo más que lo que ellos te lastimaron a vos. Sí ya sé, me vas a repetir lo que aprendimos con el querido Ernesto Giudici, que decía que “la lucha de clases sigue en la mesa de tortura” pero vos sabes que yo veo todo con otros ojos, porque para mí tu obstinado, terco y elocuente silencio fue el que permitió que ahora yo te pueda escribir esta carta, que vos nunca vas a poder leer, pero me queda la ilusión que en medio de tanto horror la pudiste imaginar mientras, como siempre, te reías con esa risa tímida y nerviosa.      

Año 1 N° 28
Zaffaroni en el Congreso
 




Año 1 N° 24
Entrevista a Clo, integrante de La Mancha de Uruguay

Hace dos semanas se realizó en Chapadmalal el Primer Congreso Latinoamericano para la Construcción de Prácticas Estratégicas en el cual participamos con varias organizaciones entre las cuales se encontraba La Mancha de Uruguay. Luego de excelentes actividades que llevaron adelante, pudimos hablar con Clo, integrante del equipo, donde nos comentó acerca de La Mancha, sus actividades y nos adelantó el 3er Congreso en Uruguay que realizarán bajo el nombre de la Bienal.
Alegre Rebeldía (A.R.): ¿Qué es La Mancha?
Clo: La Mancha es una organización, un colectivo le llamamos nosotros, que trabaja en recreación y juego. Nosotros a ese saber lo denominamos ludopedagogía, es una intervención desde lo lúdico, desde un sentido político social y cultural. Ya tiene 22 años de instalado en el Uruguay en Montevideo. Se inició con la idea de unos jóvenes, en tiempo de dictadura, de empezar a encontrar caminos para transformar, para cambiar, para que sea un acto y una acción liberadora. Al ser todos profes de educación física encontraron en el juego una puerta, una grieta y empezaron a intervenir sobre eso, algo que antes no se trabajaba mucho. Allí surgió esto que hoy es lo que denominamos ludopedagogia. Trabajo que nosotros hacemos desde el juego como fenómeno, no como herramienta, como otras disciplinas lo pueden usar el juego para algo. Nosotros usamos el juego como fenómeno mismo. Como fin.
A.R.: Dijiste que arrancó en la dictadura…
Clo: Si, tiene veintidós años, un poquito más. Hay algunos años que no están oficialmente considerados como comienzo pero a fines de la dictadura y principio de la democracia, en esa transición, ochenta y pico, ochenta y cuatro. En el ochenta y cinco salimos nosotros de la dictadura.
A.R.: ¿De la formación inicial queda alguien?
Clo: Si, son tres compañeros: Ariel Castelo, Juan Pablo Boneti y Quique Piaza, son de los originales que siguen . Hay compañeros que hace doce años están y después la camada más joven que ingresaron hace tres años o más a medida que fuimos realizando los cursos de capacitación.
A.R.: ¿La Mancha dónde trabaja?
Clo: Nosotros tenemos base en Montivideo, trabajamos en todo el país y en el exterior. No tenemos un anclaje territorial de proceso, no tenemos un lugar donde trabajamos durante años, pero sí trabajamos con proyectos que salen, que presentamos y trabajamos con  el Estado, el Ministerio de Desarrollo Social o el MEC que es el Ministerio de Cultura. En los últimos años estuvimos realizando trabajo comunitario en los barrios, trabajo de formación para los jóvenes y con la comunidad.
A.R.: ¿Ustedes tienen lugares fijos dónde van a trabajar?
Clo: Por lo general, como te decía, en el trabajo comunitario se hace más que nada el contexto político. En lugares vulnerables, con sectores de la población vulnerables. Ahí hacemos nuestro aporte desde lo lúdico, de formación para vecinos en el ámbito de la recreación para que después ellos puedan gestionar juegos y actividades. Nosotros creemos que el juego moviliza muchísimo; vos cuando te ponés en juego, hay un montón de cosas que van pasando con el individuo, con el colectivo y van despertando visiones. Y ésto es a lo que nosotros nos parece transformador y una acción de libertad, ver la posibilidad que el juego abra más allá de la diversión, trasciende la risa, lo divertido. Porque después en los procesos te vas dando cuenta que mucha de las cuestiones que se van dando a nivel comunitario sucede porque hubo una apertura, y el juego nos permite esa posibilidad.
A.R.: ¿A través del juego qué es lo que se busca?
 Clo: Nosotros en ese sentido creemos que es una acción política desde el juego y si tenemos la idea de querer transformar, de querer cambiar, de querer generar nuevas pautas culturales, sociales. Va un poco por ahí. Desde el sentido manejamos lo lúdico. No es un juego aislado que no tenga un sentido específico, sino es un conjunto de actividades que las pensamos y las planeamos porque hay un sentido, hay un objetivo desde la actividad que hacemos y a su vez hay un macro-objetivo que es toda esta transformación, este cambio y un compromiso desde lo político.
A.R.: Y el hecho de liberarse que recién decías, ¿liberarse primero persona y para después llegar el estadío político?
Clo: Si. Nosotros creemos que ahí hay una dimensión de lo individual que muchas veces en esto de la cooperación, de lo colectivo, se desatiende y no funcionan las cosas. Hay dos planos en este tema del trabajo de la persona. Y no es el discurso de “primero nosotros” y después, una vez que estemos preparados “podemos hacer algo”, no es el discurso medio: “hasta que yo no este en orbita”. Sino que es una conjunción, un entramado: de lo individual a lo colectivo y de lo colectivo a lo individual. Ahí en ese entramado es cuando creemos que lo colectivo toma fuerza, cuando la unión de la gente es una constante.
A.R.: ¿Con qué tipo de profesionales cuenta La Mancha?
Clo: La Mancha tiene la particularidad de estar compuesta por prefesionales de diferentes áreas: hay profesores de dibujo, de matetmáticas, de educación física, de diseñadores, como es mi caso, de personal administrativo que trabaja a nivel estatal y más. Pero nos une las ganas de trabajar y la experiencia de haber pasado por esto. Conservamos nuestros trabajos porque es la fuente de ingresos estable y no podemos vivir de esto.
En total somos diez y contamos con un equipo de trabjo, que cuando tenemos muchas actividades estamos llamando a personas que pasaron por nuestra formación.  La idea es generar trabajo
A.R.: ¿Qué significa este primer Congreso para ustedes?
Clo: Estar acá para nosotros es fundamental. Porque más allá de la amistad con la gente de RePraSis y con Mercedes, tuvimos la posibilidad de conocer a un montón de gente en el entramado de esto que viene bárbaro para abrir cabeza y ver otras realidad. Te das cuenta de que hay más cosas que nos unen de las que nos separan y esto es un empuje para seguir en el camino
A.R.: ¿Qué es lo que están preparando para La Bienal?
Clo: La Bienal se hace cada dos años y el es Congreso internación del juego. Este año se hará del 21 al 25 de setiembre, en Montevideo. La idea de ésta es cerrar una trilogía que empezamos hace dos Bienales atrás: primero abordamos lo político desde el poder, luego desde la constitución y en la próxima haremos el abordaje de lo político desde las organizaciones de las prácticas sociales. Esto nos lleva a plantearnos que la estructura de Bienal cambie, porque los espacios que ocupaban los técnicos y los profesionales que trabajaban el tema que trataba La Bienal, ahora lo ocuparán las Organizaciones Sociales; por eso es que decidimos llamarlo “Congreso” para ampliar el espectro: desde la experiencia del juego, desde lo artístico, desde lo comunitario o hasta hacer alpargatas, todo lo que esté haciendo la gente en su comunidad. Las Organizaciones tendrán su lugar para comentar la experiencia y también habrá un lugar de foro para debatir
A.R.: Mucahs gracias y felicitaciones por el trabajo.

Desde Alegre Rebeldía estaremos enviando información respcto a La Bienal que se realizará en Uruguay que promete ser masiva y oportuna para poder aunar fuerzas, experiencia y testimonios para construir el entramado necesario de las organizaciones.
Felicitaciones a los compañeros de La Mancha por su trabajo y dejamos la página para conocer aún más de las actividades y poder contactarse con ellos. 





Año 1 N° 19
Entrevista a Yamandú Cardozo de la Murga Uruguaya 
Agarrate Catalina


El sábado 18 de junio actuó la murga uruguaya Agarrate Catalina en el teatro Don Bosco en San Isidro. Presentaron “Gente común”, el último espectáculo que hicieron en el Carnaval del 2011 con el cual ganaron su cuarto campeonato. Tras un excelente show, donde además hicieron canciones emblemáticas, terminamos con los tambores inundando la esquina de Diego Palma y Alberti donde el guionista y director de la murga, Yamandú Cordozo, habló con nosotros.

Alegre Rebeldía (AR):¿Cómo fue la experiencia reciente de México y Cuba?

Yamandú Cardozo (YC): Estuvo mortal. Fue la segunda vez que íbamos a México y la tercera a Cuba; y como para todo el mundo, es un destino ineludible ir a Cuba. Desde donde uno quiera. Desde lo musical es una avalancha de color y de ritmos desbordantes, en el caminar de los tipos, en el hablar, en la ciudad y en la arquitectura. Culturalmente es impactante y políticamente es increíble. En general hay un antes y un después de La Revolución Cubana en el mundo para cualquier persona que lo vea, desde el costado que quiera.
Para mí y para muchos de nosotros, que somos hijos de una generación que se jugó en un momento a tratar de cambiar el mundo o hacer un mundo mejor para nosotros, aunque tuviera que pagar con la cárcel, con la tortura, con la muerte o con la desaparición. Para nuestros viejos Cuba fue un faro y un motor importantísimo, por eso ir a Cuba es como cerrar un ciclo; porque ir con la murga allá, con este género que es hijo de las luchas de nuestros viejos por un lado, por la búsqueda de la justicia por otro, de la denuncia o de armar un mundo mejor en algún lugar.
Yo quiero mucho a Cuba y cada vez que llego voy con cien mil preguntas y me vuelvo con dos millones. La adoro aún con sus contradicciones, con sus heridas y vuelvo alegremente desconcertado cada vez que salgo de allá.

AR: ¿Y en cuanto a lo artístico?

YC:Fue un desafío muy grande, ya que la murga es un género muy desconocido ahí, tanto en Cuba como en México e igual así explotaron todas las funciones. Tocamos en el teatro BEGLIA, en La Habana para mil quinientas personas y estaba repleto. También fuimos a cantar a la escuela donde siempre vamos y hay unos niños que se colgaron y armaron una murga en la ciudad de La Habana. Artísticamente nos venimos colmados.

AR: La Catalina ya trascendió a lo que pensaron en algún principio…

YC:Obviamente. Yo soñaba esto como soñaba ser el diez de la selección uruguaya y hacer cuatro goles en la final del mundo. Un sueño imposible. La realidad nuestra se ha encargado siempre de apabullar constantemente a nuestra fantasía más alocada.
Nosotros nos juntábamos a hacer murga porque éramos amigos y nos gustaba cantar, y ya estar en Carnaval era un sueño. Ganarlo, compartir, tocar y hacer muchos tablados. Nunca nos imaginamos que íbamos a ser la murga que hace más funciones en el interior del Uruguay, la que nos llevó por Argentina, Chile, Brasil, Panamá, México, Cuba, hasta por Francia y por España. Era inimaginable que íbamos a tocar en La Sorbona o hacer una temporada de veinte funciones en Madrid. Era impensado para nosotros que mantenemos el ochenta por ciento de la foto inicial. Es muy fuerte ver lo que pasó, como lo de hoy o lo de ayer en Avellaneda. Es mucho para un género que aparentemente sólo tiene que ver con lo local y coyuntural y sin embargo es abrazado acá con el candombe. Algo típico de tu barrio, de escuchar todos los domingos comparsa o tambores y ver que en San Isidro, que no es un barrio tradicionalmente popular y arrabalero, haya unos tambores es muy loco.

AR: La murga ya trascendió la clase social y al país.

YC:Ya te digo: fuimos a Madrid a hacer una temporada en el teatro La Latina, de comedia muy renombrado, en dónde llevan a ballets de Rumania o un grupo de tango argentino o un grupo de rock noruego y nos veía gente de todas partes del mundo y de cualquier clase social, como nos pasa mismo en Montevideo y también acá en Argentina..
Hemos tocado en fiestas privadas chetísimas hasta en villas de Santiago del Estero, en un pueblito perdido de La Patagonia o en el penal de máxima seguridad de Bauer en Córdoba o en el Bicentenario con un millón y medio de personas.

AR: ¿Pensás que es el género el que está trascendiendo?

YC: Yo pienso que sí. Hay una cantidad de virtudes que suceden en los grupos que hay acá muy importante y el género está conformado por un cantidad de gente muy mezclada. La Murga te cruza con gente en el camino que no tiene nada que ver con uno, ya sea política, social, económica o culturalmente. Te hace amigo del alma con muchos o te destruye una hermandad. Seguramente La Catalina hace lo suyo para movilizar mucha gente acá, pero hay un montón de virtudes que las tiene el género y las vienen amasando tipos que las trabajaron hacen ciento veinte años y hoy tenemos la oportunidad generacional de disfrutarlas nosotros.

AR: Sin perder la alegría, la política, el humor…

YC: Sí, como el humor per se, el humor por el humor mismo, el humor por hacer humor, por la maravilla de la caricatura y por la capacidad divina que tiene la herramienta analítica. Porque es humor hecho de la gente común para la gente común, sin que eso signifique resignar ningún concepto. Es una manera de entender la realidad que te toca: entender lo más lacrimógeno con alegría y con rebeldía y por un lado la militancia de la alegría; como decía Benedetti en “la defensa de la alegría”. Y La Murga, como género, contribuye mucho a eso, a que el grito sea con alegría, con ironía y corrosivo, y eso es lo que más me gusta.
También hay murgas que me gusta en su línea más dura y más directa, pero para mí la murga es un hecho artístico que tiene que ser recubierto con humor, no es un editorial. O tal vez me equivoco, pero para mí no sería tan entretenido y abrazable por la gente.
Yo soy un apasionado del género. Te permite hacer un mimo divino y pegarte un cachetazo en la trompa, un gancho en el estómago y una caricia nuevamente. Es lo que te permite hacer durante lo que dura el show.

AR: Como bien lo hacen en “Usted” y después siguen con “La violencia”

YC: Eso mismo. Como también la emoción de la retirada. Históricamente la murga se permitió eso.

AR: Y para ir terminando: ¿Cuál es el rol de La Catalina en la sociedad?

YC: Bueno… tienen una función primaria, que no la puede discutir nadie, que es juntarnos a nosotros; por eso armamos La Catalina. Hace diez años que empezamos y empezamos para cantar y juntarnos nosotros. Cantar nosotros. Tiene mucho sentido que seamos nosotros. Yo escribo, soy el director, he escrito para otras murgas, pero el lugar donde laburo y soy yo, es acá. Muchas de las cosas que escribo, las hago porque las van a cantar mis amigos, más que mis compañeros, porque sino no las escribiría o no me animaría a decirlo.
Hay una primer función que es catártica y tratar de entender el mundo y la realidad. A veces es alcohol en la herida y otras un mapa para moverse. Otra, que para mí no es de La Catalina, sino de todas las murgas y es increíble: la de mantener fuerte y escuchable la voz de tipos que no tenemos voz. Porque somos tipo comunes, ciudadanos corrientes y silvestres de traje gris que van a laburar y no somos consultados por los diarios, los políticos o la tele en la decisión diaria. No tenemos opinión. Sólo en el boliche, acodados en el estaño, en la canchita o en el almacén en la esquina de tu casa o bien en la comisión de padres de la escuela; ahí discutimos, nos peleamos, arreglamos el mundo. Nosotros, los uruguayos, tenemos la murga, una especie de “diario no oficial”.

AR: Los “artesanos de memoria”…

YC: Eso mismo. Porque si vos querés saber que pasaba en Uruguay entre dos guerras, y no hablo de los políticos, los gobernantes o los que escribieron el libro de historia, sino qué pasaba en el barro, en la gente, para las gredas, ahí tenés que escuchar una murga. Tiene la función de mantener viva y escuchable la voz, que para mí es muy importante.
También es la herramienta de comunicación horizontal de la gente común. Yo no tengo acceso a la radio, la tele o diarios que no sea por la murga. La función que ocupamos en la comunicación más masiva, es el de receptores básicamente y acá podemos ser emisores. Yo no soy nada, que no terminé el secundario y se me ocurrió algo, un monólogo, y después ves. Hoy tengo la posibilidad del grito, después si podés, vendés. Si el hecho artístico es una basura nadie se acordará. Pero nadie me enseñó a decirlo frente a miles de personas, que es lo que mueve el carnaval. Para que te des una idea: Uruguay que es un país futbolero mueve muchas personas, pero La Murga mueve más gente en los cuarenta y cinco días de Carnaval, que todos los equipos de futbol en un año, y eso es una tribuna muy importante que te viene a ver de todos los barrios.
Tenés la posibilidad de meter la jeta en ese megáfono importante que es La Murga. Si vos tenés una murga que cumple con ciertos requisitos artísticos, a vos te dejan subir y decir lo que tengas para decir. Y no hay muchos lugares que te permitan eso.

AR: Muchísimas gracias por la entrevista y felicitaciones por el espectáculo.

YC: No gracias a ustedes y ¡Vamo’ arriba!




Año 1 N°18

Entrevista a Pablo Llonto - "Es una angustia de diez años que la verdad no tienen derecho ellos a seguir explotándola"
El frio nos obliga a buscar algún mínimo rayo de sol que trate de hacer más leve el crudo invierno. Transitamos por las calles que estuvieron atravesadas por la muerte, pero que hoy están llenas de lucha, arte, cultura, en suma, de vida. En esa lucha por la justicia, por la verdad, por la identidad, en fin, por la vida, se encuentra el periodista y abogado Pablo Llonto. La siguiente entrevista abarca esta doble faceta que admirablemente lleva adelante, por un lado nos cuenta sobre el papel que ocupa el periodismo hoy y el de los medios estatales y por otro, nos habla de la situación actual de la Causa Noble, en la cual es abogado.
Alegre Rebeldía (A.L.): ¿El periodista debe sentar postura explicita frente a determinados acontecimientos, es decir, mostrar desde qué lado está hablando?
Pablo Llonto (P.L.): Si, lo mejor sería eso, siempre. Siempre hubiese sido mejor conocer quien me está escribiendo y  quien me está contando las cosas, por eso uno entre otras historias es muy enemigo de los seudónimos, muy enemigo. A mí me parece que en todos los rubros, político, deportivo, económico el periodista nos tiene que contar desde donde está hablando, el periodista hincha de River me tiene que contar que es hincha de River, para yo poder hacer una lectura más comprensiva de la cosa, lo mismo con el periodista que hace política, que hace economía, es decir, deberíamos saberlo, deberíamos conocerlo, debería estar abajo de la firma, en algún lado debería estar desde donde me escribe porque si no hay mucha trampa, mucha mentira, mucho ocultamiento. La muestra de un hecho siempre tiene un criterio previo de elección, siempre, consciente o inconscientemente. Nosotros nos paramos siempre desde un lado que es el lado que nos criaron, la religión, la política, la formación académica y estas cuestiones hay que explicitarlas lo máximo posible. No sé si tiene que ver con la cuestión del periodismo militante, no sé si alguien tiene que decir ‘yo milito en tal lado’ porque no todo el mundo milita, pero si sobre todo desde la ubicación en la que me dice. A mí me gustaría leer  que alguien que me está contando alguna historia económica me dijera si realmente él está relacionado con alguna de las empresas que por ejemplo promocionan o hacen algo, esto es muy típico en economía por ejemplo, hay gente que escribe un montón de artículos y no aclara. Por ejemplo hay muchas historia que salen en las paginas económicas de los diarios o de los medios que son productos de una invitación que hizo la empresa que quiere mostrar determinado producto muchas, gran parte, gran parte, lo conozco bien de adentro ese tema, y no se explican, entonces sale caso de hace poco tiempo: Havanna inaugurara más locales en la Argentina, se habla desde una invitación que hizo Havanna a determinado periodista para mostrar determinado hecho, con entrega de alfajores, con entrega de productos, etc., eso tiene que estar contado porque si no aparece como que un periodista está descubriendo inversiones de Havanna que por ahí son ciertas pero me lo tienen que contar aclarando esto. Así que sí, soy partidario que se diga desde donde se cuenta.
A.R.: Perfecto, pero ¿no puede llegar a sonar como un poco utópico también eso?
P.L.: Y tendríamos que llegar a si es utopía a esa utopía pero uno, que a veces lo ve además, a veces lee algunas columnas y al final de esa columna dice quien escribe, generalmente cuando se pide una opinión externa, ¿no? Fulano de tal, opina, opina y abajo chiquitito con un asterisco dice ‘consultor de tal lado’. Bueno con los periodistas habría que hacer lo mismo, sobre todo porque hay periodistas que están disfrazados de periodistas independientes y nos gustaría saber quiénes los bancan y quienes la verdad los sostienen, no me permite ver a mi desde que punto de vista me lo está diciendo, y hay muchos periodistas, muchos de televisión o de radio que todos sabemos, los que estamos en el medio, que tienen otro programa, otro espacio donde tienen publicidad de determinados gobiernos, intendencias, sindicatos, etc., entonces si uno no se entera y no cuenta eso, la verdad la nota la lee de una manera y no termina de apreciar la verdad que hay oculta detrás de esa nota. Y es cierto, puede sonar como una utopía, porque es algo muy difícil pero bueno ojala algún día lleguemos a eso, a que por lo menos las cuestiones elementales, como los periodistas que hacen política me digan ‘bueno, miren yo pienso esto, voy a votar a tal’, aunque sea el voto, porque es cierto hay algunos que no militan bajo el concepto militante que tenemos todos pero si están condicionados porque tienen simpatías o votos que nos la deberían contar creo, así que si, la respuesta es que si.
A.R.: La mayoría de los grandes medios son de derecha y son los que manejan la agenda. Su credibilidad es completamente cuestionable. Ahora: ¿Cómo ve a los medios estatales?
P. L.: Es que la credibilidad de programas como 678 o como los noticiero de los medios estatales van a estar siempre sujetos a esta cuestión, mientras no se comente, relate,  cuente alguna de las historias reales de los efectos negativos que tiene todo gobierno van a tener encima lamentablemente este fantasma de la credibilidad condicionada, va a haber mucha gente que va a dudar, que va a decir porque eso no se me está contando, y tal vez hoy no se advierta mucho porque bueno acá esta como muy  marcado el tema de la oposición - gobierno en cuanto al tema de los medios seguramente cuando ocurra algún hecho de enorme gravedad quede muy expuesto y eso va a ser un golpe duro para los medios estatales, cuando ocurra, de hecho en algún momento rozó este tema con la muerte de Kirchner, noticias como esa o acontecimiento de otro tipo pero de esa gravedad pueden vulnerar mucho el aspecto de la credibilidad que deberían generar los medios estatales, uno quisiera que en los medios estatales estuviera la mayor dosis de verdad y que uno se enorgulleciera de ver noticias, escuchar noticias en los medios estatales porque ahí se está contando, la mayor cantidad de verdad esta puesta ahí y no en los medios privados, ese sería el primer salto que habría que dar como sociedad, y así como uno en algún momento se enorgulleció o enorgullece a veces de la educación pública, se enorgullece de la salud pública, se enorgullece de algunos aspectos en los que el Estado, o sea todos hacemos cosas interesantes, bueno me gustaría alguna día que gran parte de la población se enorgulleciera de los medios estatales, de poder decir queres ver algo queres enterarte de algo mira el noticiero del siete, escucha el informativo de Radio Nacional, por ahí mira 678 como es más programa de discusión y no tanto de noticias pero en el aspecto informativo ahí estamos en deuda el noticiero del siete adolece de muchas de estas cosas, el panorama informativo de Radio Nacional también y tenemos que trabajar y discutir mucho con los compañeros para llegar a ese punto, nosotros creo que en todos lados damos pelea, no nosotros en primera línea, nosotros en la última línea, pero en primera línea  los docente los profesores los que están en la educación, dan una pelea para que la educación pública algún día sea otra vez materia de orgullo de los argentinos, que podamos decir ‘puta la Universidad de Buenos Aires es de excelencia, la escuela pública primaria es de excelencia, etc.’, bueno lo mismo deberíamos sentir con el tema  de los medios, con Telam, etc., pero es una discusión que no la tenemos hoy, la verdad es esa. Me parece mejoro un poco respecto de otras décadas pero no la tenemos hay mucho todavía para decir y para contar en los medios estatales.
A.R.: Cambiando al tema de los hijos adoptivos de Herrera de Noble, ¿Cuál es el análisis que hacen ustedes sobre el cambio de estrategia y en qué esta la causa hoy por hoy?
P.L: El miércoles pasado se obtuvieron los perfiles de marcela y Felipe en el Banco Nacional de Datos Genéticos, ya está el mapa genético de ellos, ya están las letritas, todos los números, las imágenes ahora la jueza tiene que ordenar la comparación de esos perfiles con los perfiles de las familias que están en el banco. Eso calculo que ocurrirá a la brevedad, se van a comparar los perfiles con las familias que están en el Banco de Datos Genéticos, que no son muchas,  mucha gente cree que ahí están todas, pero no. No están todas faltan algunas entonces de esa comparación va a salir o positivo o negativo. Yo tengo un palpito que va a salir negativo, que ellos han cambiado su posición, el grupo clarín cambió su posición de diez años de negarse al análisis, a mandar a Marcela y Felipe el viernes 24 de junio a hacerse el análisis, la extracción, que la cambiaron por algo que evidentemente no es por nada y ese por algo nos parece que es, por algunos elementos que tenemos: una averiguación que habrían hecho que les llevó un tiempo de cuáles perfiles genéticos, de qué familias están en el Banco, entonces ante la seguridad de que les va  dar negativo porque no están las familias de sangre ahí en el Banco de Datos Genéticos, los mandaron a que hicieran la extracción con la convicción de que va a dar negativo. El paso siguiente es cuando de negativo Clarín, TN, etc., saldrán con un titular muy fuerte y varios días a decir Marcela y Felipe no son hijos de desaparecidos, pongamos fin al cese de la persecución política y habrá que contestarles desde nuestro lado también muy fuerte, dio negativo en este primer examen, hay que esperar que vengan más familias que den muestras, volver a hacer los cotejos y entonces aguardar hasta que se sepa la verdad. Esto tiene que terminar el día que se sepa la verdad, es decir quiénes son el papá y la mamá de Felipe, el papá y la mamá de Marcela, si no son desaparecidos si no son compañeras y compañeros, bueno que el grupo Clarín que ellos se encarguen de decirlo, que lo muestren en el expediente, si lo que queremos todos, la verdad, es que termine esta historia y que termine bien y terminar bien es terminar con la verdad, que digan ‘miren Marcela es hija de este señor “Rodríguez Pérez” de tal lado, de tal provincia, lo compramos,  lo trajeron así; Felipe es de tal y tal familia, no son desaparecidos’, listo basta, y la verdad que terminemos, yo lo veo desde el punto de vista también de las familias que uno representa porque por la angustia, yo tengo una familia que el tío lleva diez años buscando a su sobrina secuestrada, y bueno el va y viene y cree que es Marcela y que no es Marcela y que la mira y que los ojos, es una angustia de diez años que la verdad no tienen derecho ellos a seguir explotándola, tendrían que haber dicho cuando empezó la causa directamente, miren de esta familia no es, busquemos o directamente miren no son hijos de desaparecidos, les suplicamos que no sigan buscando sabemos bien de donde vinieron, no son así que no se angustien más, no busquen más por acá no va pero al contrario con todos estos diez años lo único que hicieron fue alimentar el tema porque toda la gente se preguntaba por qué no dan sangre, por qué no dan sangre, encima Ernestina en el 2003 publica esa carta donde dice que podrían ser, o sea estimularon el tema en vez de ponerle un coto. Magnetto le dice en la reunión a Estela De Carlotto hace nueve años, yo les digo de dónde vienen pero ustedes me dicen quién les dio la información de que podrían ser hijos de desaparecidos, eso la verdad que es un gozo de la desgracia ajena. Es decir yo te digo sí me decís tal cosa, entonces vos sabes de dónde vienen, si sabes de dónde vienen decilo sean o no sean hijos de desaparecidos, decilo por favor para que se termine esta historia, diez años han estado.
A.R.: Finalmente aceptaron ellos que los datos queden en el banco genético.
P.L.: Si, por suerte el “tole tole” que tuvimos el viernes 24 de junio, fueron nueve horas dentro del Banco de Datos Genéticos, con ellos ahí, con Marcela, con Felipe, con los abogados, con los peritos genetistas, la jueza, los secretarios, casi 15 personas adentro de un cuarto. Tuvo varios incidentes, por esto, porque primero ellos ponían tres condiciones, siempre históricamente pusieron tres condiciones: no ir al Banco Nacional de Datos Genéticos y  hacerlo en otro lado; cotejar solo con dos familias y no con todo el Banco de Datos Genéticos; y tercero, no dejar las muestras para el futuro. Bueno, por suerte el viernes, después de largas discusiones, porque no querían dejar las muestras, finalmente con un hábil manejo de la jueza todo llego al objetivo que por lo menos nosotros queremos desde hace años. Aceptaron y se le saco sangre y saliva en el Banco, se compara con todas las que hay en el Banco, todas y no solo con dos familias y tercero quedan las muestras, queda el perfil genético para que si mañana aparecen otras familias a dar sangre se pueda comparar. Así que por eso siempre, es más el viernes dijimos que era un día histórico porque por lo menos sean o no sean hijos de desaparecidos se logro que entiendan desde ellos, desde el poder tan fuerte, que entiendan que este es una cuestión que tiene que ver con la ley y que tiene que ser igual para todos, sin condiciones y por suerte la aceptaron.
A.R.: Han pasado más de diez años desde el inicio de la causa, ¿Cómo ve el papel de la justicia y si aún cree en ella, sobretodo siendo usted abogado?
P.L.: Si, todavía tengo una esperanza. En el ser humano que está en la justica, la realidad de la justicia es esa: si le crees a los que están en la justicia, en el aparato judicial. Alguna esperanza tengo en algunos, y por eso todavía sigo poniendo alguna ficha en algunas cuestiones judiciales, tengo claro que el aparato judicial es el más conservador en la Argentina y en cada país es el más conservador de cada país, tengo claro que es el poder más antidemocrático de todos, vivimos en un sistema democrático, que intenta ser democrático, donde el pueblo elige a su poder ejecutivo, elige a su poder legislativo, no elige a su poder judicial. El poder judicial no es electo por el voto de la gente y eso está muy mal. Entonces estos señores y señoras los dueños de la vida y la muerte de los argentinos y así en cada país. Pero bueno, por suerte, hay alguna renovación en algunos lados, hay gente en la que uno todavía cree, y en esta causa apareció una jueza (Arroyo Salgado) en la que uno vuelve a creer algo en la justicia. Tuvimos un juez, Marquevich, al comienzo que era un oportunista, que iba para donde le decía el menemismo. Otro juez que vino después se llama Bergesio, que todavía sigue en la justicia, que era un tipo que jugó siempre para el grupo Clarín y ahora una jueza que está dispuesta a dar pelea por la verdad, para que se sepa la verdad. Entonces uno recupera un poco la esperanza, pero fueron años que, además no hay que olvidar que esta causa la primera denuncia judicial se hizo en el 95, la hizo una señora: Ana Jaján. Hizo la primera denuncia judicial, le tuvieron la denuncia cajoneada durante años, Marquevich la empezó a mover en el 2001 y bueno esta es la historia de los más de 10 años. Decís, la primera denuncia en el 95, o sea 16 años para llegar a una extracción de sangre es como mucho y ahí te muestra que el poder económico, social y político que tiene el grupo Clarín es más fuerte que cualquier juez que se le ponga en el camino.