jueves, 11 de agosto de 2011

Jose de San Martin

De un hombre del que tanto nos hablaron en la escuela, nos interesa conocer y compartir algunas de las ideas que defendió  y el testimonio escrito de la lucha.



No cesan los enemigos de nuestro liberal sistema, constantes en sostener el de opresión y tiranía, de tocar cuantos medios caben en la esfera de lo posible, para sofocar nuestros progresos, conquistar de nuevo las Provincias Unidas, y destruir el Gobierno que lo ha constituido. 
Una expedición de 10.000 soldados debía salir de la Península; el 10 de enero ultimo, á atacar nuestras costas, y desolar la Capital según se me avisa por  el Secretario de la Guerra de ord." Sup. La ocupación del Reino de Chile aumentaron nuestros cuidados, y el Gral. Fezuela aunque débil al presente, calcula los resultados de su suerte sobre los auxilios que espera de este. En medio de una época tan critica, solo nos resta Redoblar nuestros sacrificios, apurando los recursos para evitar la dominación de unos monstruos que  van a terminar nuestra existencia civil si consiguen su empresa. Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización de comercio, y agricultura, arrostrar trabajos, y ser superiores á todo genero de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver á uncir el yugo pesado é ignominioso de la esclavitud. Solo la unión y ¡constancia son las que nos pueden dar vigor al vencer estos obstáculos; sin ellas todo fenecerá, y atrayendo con nuestra destrucción la desgracia  de nuestra generación futura, recibiremos sus justas execraciones. Nuestro primer deber en tales circunstancias es proporcionar a la Capital toda clase de auxilios. Si esta cae bajo la opresión enemiga como que es la fuente de donde emanan los recursos al sostén de nuestra Libertad, ó perecerá esta, ó al menos sufrirá un revés que tal vez nos sea dificultoso repararlo.
 (
Oficio del Gobernador Intendente de la Provincia de Cuyo, Coronel Mayor José de San 
Martín, al Cabildo de Mendoza 
31 de marzo de 1815.)



"Yo no he encontrado más que los tristes fragmentos de un ejército derrotado. Un hospital sin medicinas, sin instrumentos, sin ropas, que presenta el espectáculo de hombres tirados en el suelo que no pueden ser atendidos del modo que reclama la humanidad y sus propios méri­tos. Unas tropas desnudas, con trajes de pordioseros. Una oficialidad que no tiene cómo presentarse en público. Mil clamores por sueldos devengados. Gastos urgentes en la maestranza, sin la cual no es posible habilitar nuestro armamento para contener los progresos del enemigo."
(Oficio al gobierno de Buenos Aires en 1814, después de hacerse cargo del Ejército del Norte tras la derrota de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma)


“¿Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia? ¿No le parece una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al gobierno de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta, más que decirlo? Por otro parte, ¿Qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo, y los enemigos (con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos? Este usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación.
Por otra parte, el sistema ganaría el 50 % con tal paso ¡ánimo! Que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo: si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, a Fernandito.”
(Carta a Godoy Cruz el 12 de mayo de 1816, instándolo a la rápida declaración de la independencia)

“se acerca el momento en que derretidas las nieves de la Cordillera que nos separa de Chile, se presenta el peligro de una invasión del lado del triunfo que me promete vuestro patriotismo. Preparaos a nuevos sacrificios para evitar el riesgo. Yo no he dispensado fatigas ni aun en las horas del descanso para acreditar mis desvelos en obsequio de vuestra conservación. Toca a vosotros triunfar en la lucha y conquistar la paz permanente, en que la agricultura y el comercio tomen un vuelo capaz de reparar las pérdidas indispensables en la guerra. La patria y vosotros nada tienen que temer si la cooperación del pueblo precedida de un esfuerzo grande de desprendimiento y de unión íntima, condición precisa de la empresa para salir con victoria. Yo me atreví a predecirla contando con vuestro auxilio, bajo la protección del cielo, que mira con horror la causa injusta de los opresores de América”.
(Proclama al pueblo de Cuyo en la primavera 1816, ante el peligro de una invasión realista)



“Al ejército de los Andes queda la gloria de decir: el veinticuatro días hemos hecho la campaña: pasamos la cordillera más elevad del globo, concluimos con los tiranos y dimos la libertad a Chile”
(Comunicación del triunfo de la batalla de  Chacabuco al general O´Higgins, el 12 de febrero de 1817)


"Compañeros del ejercito de los Andes: La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos: sino tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene de faltar: cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mugeres, y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios: seamos libres, y lo demás no importa nada... Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje" 
(Orden general del 27 de Julio de 1919)

“No busco la gloria militar, no ambiciono el título de Conquistador del Perú: quiero solamente librarlo de la opresión. (…) Quiero que todos los hombres piensen como yo, y no dar un paso más allá de la marcha progresiva de la opinión pública. (…) He estado, ciertamente día a día, ganando nuevos aliados en los corazones del pueblo. (…) La opinión pública es máquina recién introducida en este país; los españoles, incapaces de dirigirla, han prohibido su uso; pero ahora experimentan su fuerza e impotencia”.
(Palabras al Capitán ingles Basil Hall, quien visito a San Martin el 25 de junio de 1820)


“He dado a conocer el objeto de mi misión para con vosotros; vengo para satisfacer la espera de todos aquellos que deseen la libertad del país que les dio a luz y ser gobernados por sus propias leyes”.
(Manifiesto al pueblo peruano. Pisco, 7 de septiembre de 1820)













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